La pintura es uno de los lenguajes más universales que existen. A través de ella cualquier persona puede plasmar multitud de sentimientos y emociones que a veces es difícil expresar de otro modo. Además, el uso de este lenguaje fomenta la creatividad tanto en niños como en mayores, y mejora la calidad de expresión y comunicación de lo que nos pasa.
Sin lugar a dudas la pintura aporta al niño una nueva vía de comunicación con el entorno. Le permite probar, mezclar colores, crear texturas… utilizar diferentes soportes como papel, el cartón, telas… despierta en él nuevas maneras de llegar al encuentro con el otro.
Todo ello le ayuda a concentrarse, a atender y a entender mejor lo que le llega desde fuera y le posibilita desarrollar su motivación e interés por su obra.
Están más que probados los beneficios que aporta la pintura para el aprendizaje del niño: desde la mejora de su autoestima, hasta el desarrollo de la organización espacial y sensorial... y puede convertirse en una herramienta fundamental para la expresión en su vida cotidiana.
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