La manera en que nos movemos dice mucho sobre quienes somos.
En la sociedad actual estamos acostumbrados a ir con prisas a todos lados y nuestros movimientos se restringen a una silla en la mayoría de los casos, y esto es así desde la infancia. Perdemos además la facilidad de cambiar de rol, de jugar a movernos de manera diferente y explorar cómo nos sentimos desde una nueva postura.
En la sociedad actual estamos acostumbrados a ir con prisas a todos lados y nuestros movimientos se restringen a una silla en la mayoría de los casos, y esto es así desde la infancia. Perdemos además la facilidad de cambiar de rol, de jugar a movernos de manera diferente y explorar cómo nos sentimos desde una nueva postura.
Gracias al movimiento puedo explorar maneras nuevas y diferentes de estar
en el mundo: puedo empezar a ser consciente del modo en que en mi día a día me
muevo, de cómo y cuándo me bloqueo y lo más importante, cómo puedo desbloquear
mi cuerpo para dejar salir las tensiones.
Al conectar con el movimiento como el juego de los niños, podemos darnos
cuenta de la capacidad de éstos a crear de la nada y ser creadores también.
Podemos atrevernos a cambiar nuestro rol, a través del cuerpo y la expresión
desde un personaje diferente, permitiéndonos así dejar salir la voz y dejarnos
llevar por el movimiento creativo
...porque aunque no te lo creas, ¡al moverte,
creas!
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